
Como si fuese un legado del infierno, mas bien, una blasfemia
escupido por el lado obsceno del infinito, llegó a mis manos una
maldición destinada a alacranar a toda mi familia, un sacrilegio
en forma de un libro. Dicha infamia narra leyendas de otras
estrellas de universos oscuros, de seres grotescos, de espiritus
que moran liquidos en el vacio eterno y que se desplazan por las
galaxias infestando a las especias nativas de mundos pequeños.
Aberraciones como éstas contadas en éste manuscrito no serian de
gran preocupación sino fuera por el apéndice que contiene, un
conjuro repulsivo de abominables conjuros, invocacioens
nauseabundas, cantares infernales a dioses paganos venidos del
vientre de las infamias, espiritus liquidos que se apoderan del
cuerpo sólido de un ser viviente para devorarse su alma ,
hechizos que tambien podria llevarnos a a otros mundos,
plegarias malditas que podrian convertirnos en dioses o en seres
infraterrenales.
Plegarias profanas que ni el más siervo de la oscuridad, aún
carente de razón , pronunciaría en su boca. Tales escritos
enseñan como invocar a éstos espiritus liquidos para traerlos a
éste mundo a refugiarse dentro del cuerpo , ya sea del invocador
o de alguna otra victima que el hechicero haya destinado para
este brutal sacrificio. No especifica qué resultados tenga ésta
ceremonia , pero aunque lo narrara en detalles no me atrevería a
hurgar en ello, tampoco tuve la desgracia de saberlo... no ésa
desgracia...
Temblaba , aquella noche hacia frio, pero temblaba de miedo ,
una paranoia que me alejaba de mirar a las estellas. Taciturno,
vacio me hayaba, mientras el taxi iba camino a mi hogar junto
con mi familia en Blanco Encalada. Llevaba conmigo el manuscrito
maldito, debía destruirlo ya que su sola existencia significaba
horror, caos y muerte. No hubo valor en mí en aquel momento,
tampoco era el lugar , no en mi hogar, no tenia fuerzas para
semejante tarea , no podria llevar a cabo el proceso de
destrucción del libro, los conjuros, la ceremonia, eran aun más
terribles que el libro mismo. Asi que guardé el libro en mi caja
fuerte y esperé a recuperarme para iniciar el proceso de
destrucción del libro, examinar un lugar a la mañana siguiente,
un lugar en los faldones de la cordillera actividad que
justificaria diciendo a mi familia que estaría observando
paisajes para un proximo camping. Pero esta noche no, no tenia
fuerzas, no tenia el valor aún. Fue el momento en que el destino
me jugara una broma macabra.
A la mañana siguiente pude dormir gracias a unos somníferos , me
ahorré las preguntas de mi esposa de por que el motivo de mi
llegada tan tarde del museo, mi lugar de trabajo justificando
una aburrida y estenuada restauración de objetos complejos que
ella no entendería , asunto por lo cual dejó de preguntar
volviendo a sus ocupaciones cosméticas. Repuesto, preparado para
mi busqueda del lugar , y momentos propicios para la horrible
tarea. Durante horas estuve estudiando los terribles y obscenos
conjuros. NO quiero con esto dejar en claro que soy una persona
impresionable, he ayudado a Policía de Investigaciones
estudiando evidencias de homicidios perpetrados por satanistas y
otros cultos más bajos o de índole más bien enfermizos, he visto
horrores que a medicos forenses ha empalidecido. Y aunque la
costumbre de ver los horrores del mundo de hoy no justifica que
debamos ser tolerantes , lamentablemente he desarrollado la
frialdad de observarlos como cientifico más que como ser humano.
Con ese mismo detenimiento comencé a estudiar los conjuros con
más tranquilidad. Durante los dias siguientes me vi absorto en
estos estudios , visitando lugares apartados despreocupado de mi
familia, conductas que originaron varias discuciones con mi
esposa que atormentaron a mis hijos, especialmente a mis dos
hijas más pequeñas.
Una mañana, Felicia, la sirvienta de la casa , que es más bien
un miembro de la familia , por los años que lleva con nosotros,
me informa de la desaparición de mi adolescente hijo, él suele
perderse todo el dia pero era muy temprano para sus atrevidas
escapadas, debo mencionar que mi relación con él se ha visto
bastante deteriorada .Pero esta última desaparición la acompañó
un escalofrio que mordió mi espalda y que llevó con renuente
sigilo tembloroso hacia mi despacho, ¡donde el escondite del
manuscrito habia sido usurpado! Las notas con los conjuros y los
signos para la destrucción del endemoniado libro tambien habian
desaparecido. Mi esposa e hijas, ajenas aún de la existencia del
texto infernal,ya llevaban tres dias de angustia y desesperación
por la desaparición de mi hijo Zagiel ,mas su preocupación y
angustia no se comparaban al tormento que mi alma llevaba por mi
cobardia. Mi hijo, mi dicha, mi desgracia, Zagiel era un joven
con inquietudes sarcásticas y sádicas, su perfil, de oscuro
bufón al borde entre la excentricidad y la locura demostraban
los signos de un sardónico adolescente dispuesto a dar cualquier
cosa para cruzar los principios más puros de lo humano y
llevarlos a los más intrincados pasajes del submundo tetrico y
pagano.
Llamé a sus amigos una veintena de veces, nadie lo habia visto,
ni sabido de él desde hacia tiempo , me enteré de que muchos de
los amigos que yo conocía ya no lo eran. Angustiado recorrí mil
lugares que él frecuentaba, aquella semana, extenuado dormia un
par de horas para luego con mi agobiante busqueda continuar sin
ningun resultado. Mi esposa Ana María me exigia pedir ayuda a
mis amigos en la policia de investigaciones , pero el hecho de
que carabineros esten buscando al muchacho, el hecho de que lo
encuentren primero que yo, que lo atrapen cometiendo algun acto
horrible... no, no debia involucrar a nadie más en esto.
Ignorante a mis motivos no pudo soportar mi evidente negativa a
usar todo lo que estuviera a mi alcance para encontrarlo. Cuando
volví de mi ultima búsqueda, mi esposa habia dejado una nota con
Felicia en la que me comunicaba su decisión de llevarse a las
niñas con ella a casa de su madre , que luego regresaría por el
resto de sus cosas, pero dejé de preocuparme por mi esposa, es
cierto, dejó de tener ese tipo de importancia, y con respecto a
mis hijas, lo más sano para ellas es que permanezcan alejadas de
mí , para su mayor seguridad.
El siguiente dia fué la conclusión de mi busqueda, tras anuncios
en los diarios recibí la llamada de un desconocido que me guió
hasta su paradero. Una vieja y mal cuidada hosteria hubicada en
los suburbios de Recoleta ,dirección que no mencionaré para
alejara los curiosos.Nos dirigimos al tercer piso del antiguo
edificio. En un departamento oculto de la luz , de la que habían
informado los vecinos que oían extraños ruidos que no les
dejaban dormir. Cuando el dueño de la hosteria intentó abrir la
puerta, esta estaba trabada, asi que miró por la pequeña
puertecilla por la que se recibía la correspondencia, desde el
momento en que observó el interior que no se ha atrevido a
acercarse.
Subimos las escaleras hasta el tercer piso , el dueño se quedó
en la escalera yo continué por el pasillo hasta llegar a la
puerta del departamento que según él, arrendó mi hijo , junto
con unos amigos. Me señaló con el dedo la pequeña puertecilla
por la que él observó y llamó al interior. Mientras asomé un ojo
para ver en la negritud del interior, con el rabillo del otro
pude ver que el hombre de camisa roñosa y sucia, empalidecía por
el horror de recordar lo que en el interior vió. Nerviosamente
se persignó cuando le solicité una linterna , su negativa me
enfureció y me abalancé sobre él, exigiendo que parara con toda
esta escena, en ese momento un ruido escalofriante, el chirrido
de lo que los vecinos se quejaban. Nos espantó de sobremanera,
el sordo tumbar de pesados cuerpos azotó la madera del suelo, el
arrastre de imbálidos cuerpos con un nuevo tumbo de algo pesado
sobre el suelo, me hizo deducir en algo que emplea esta forma
para dar pasos por la habitación. Me abalancé hacia la estrecha
abertura de esa mortecina habitación y gracias a escasos rayos
de luz que se deslizaban a través de las deterioradas persianas,
vi una figura que... se deslizaba por las paredes y el suelo
gritando obscenidades arcanas. Supe que se trataba de una
miserable criatura que una vez fue humana y que el manuscrito
reconvirtió.
El horror que mi hijo habia provocado en mí y en aquella
desdichada alma que abandonó aquel cuerpo otrora sano y vital no
tenia palabras.
Habria continuado mi busqueda sino fuera por que el dueño me
informó que conocia perfectamente a mi hijo y a sus amigos, por
que tras sus borracheras frecuentaban este lugar como escondite
para sus resacas. La noche anterior a todo estos insidentes, sus
amigos tuvieron una bulliciosa pelea que terminó dejando a solas
a mi hijo, mientras que sus amigos se marcharon y desde entonces
que no han vuelto. Lo cual dejaba una sola conclusión, la
horrenda criatura en el interior... fue mi hijo alguna vez.
Le pagué al dueño de aquel departamento por las molestias y
mandé a a cubrir la puerta con un muro muy sólido de ladrillos y
cemento. Los trabajadores preguntaban mis razones, mi silencio
les hacia desistir de averiguarlo, incluso de dirigirme la
palabra. Cada ladrillo pesaba en mí como martillazos que
clavaban mis manos y pies, si, me sentí crucificado, tan
sentenciado como mi hijo allá adentro .
No podía hacer otra cosa , el manuscrito estaba en aquella
mazmorra, probablemente si entraba a recuperarlo moriría en mi
vano intento y ese monstruo quedaria libre; y por otra parte, la
nota con las plegarias que harían posible la destrucción del
libro estaban perdidos en las cenizas de la chimenea de mi
hogar, acción tal vez dada por la irresponsable mentalidad de mi
hijo.Nada podia hacer más que sepultar aquel espantosa amenaza en esa
mazmorra.
escupido por el lado obsceno del infinito, llegó a mis manos una
maldición destinada a alacranar a toda mi familia, un sacrilegio
en forma de un libro. Dicha infamia narra leyendas de otras
estrellas de universos oscuros, de seres grotescos, de espiritus
que moran liquidos en el vacio eterno y que se desplazan por las
galaxias infestando a las especias nativas de mundos pequeños.
Aberraciones como éstas contadas en éste manuscrito no serian de
gran preocupación sino fuera por el apéndice que contiene, un
conjuro repulsivo de abominables conjuros, invocacioens
nauseabundas, cantares infernales a dioses paganos venidos del
vientre de las infamias, espiritus liquidos que se apoderan del
cuerpo sólido de un ser viviente para devorarse su alma ,
hechizos que tambien podria llevarnos a a otros mundos,
plegarias malditas que podrian convertirnos en dioses o en seres
infraterrenales.
Plegarias profanas que ni el más siervo de la oscuridad, aún
carente de razón , pronunciaría en su boca. Tales escritos
enseñan como invocar a éstos espiritus liquidos para traerlos a
éste mundo a refugiarse dentro del cuerpo , ya sea del invocador
o de alguna otra victima que el hechicero haya destinado para
este brutal sacrificio. No especifica qué resultados tenga ésta
ceremonia , pero aunque lo narrara en detalles no me atrevería a
hurgar en ello, tampoco tuve la desgracia de saberlo... no ésa
desgracia...
Temblaba , aquella noche hacia frio, pero temblaba de miedo ,
una paranoia que me alejaba de mirar a las estellas. Taciturno,
vacio me hayaba, mientras el taxi iba camino a mi hogar junto
con mi familia en Blanco Encalada. Llevaba conmigo el manuscrito
maldito, debía destruirlo ya que su sola existencia significaba
horror, caos y muerte. No hubo valor en mí en aquel momento,
tampoco era el lugar , no en mi hogar, no tenia fuerzas para
semejante tarea , no podria llevar a cabo el proceso de
destrucción del libro, los conjuros, la ceremonia, eran aun más
terribles que el libro mismo. Asi que guardé el libro en mi caja
fuerte y esperé a recuperarme para iniciar el proceso de
destrucción del libro, examinar un lugar a la mañana siguiente,
un lugar en los faldones de la cordillera actividad que
justificaria diciendo a mi familia que estaría observando
paisajes para un proximo camping. Pero esta noche no, no tenia
fuerzas, no tenia el valor aún. Fue el momento en que el destino
me jugara una broma macabra.
A la mañana siguiente pude dormir gracias a unos somníferos , me
ahorré las preguntas de mi esposa de por que el motivo de mi
llegada tan tarde del museo, mi lugar de trabajo justificando
una aburrida y estenuada restauración de objetos complejos que
ella no entendería , asunto por lo cual dejó de preguntar
volviendo a sus ocupaciones cosméticas. Repuesto, preparado para
mi busqueda del lugar , y momentos propicios para la horrible
tarea. Durante horas estuve estudiando los terribles y obscenos
conjuros. NO quiero con esto dejar en claro que soy una persona
impresionable, he ayudado a Policía de Investigaciones
estudiando evidencias de homicidios perpetrados por satanistas y
otros cultos más bajos o de índole más bien enfermizos, he visto
horrores que a medicos forenses ha empalidecido. Y aunque la
costumbre de ver los horrores del mundo de hoy no justifica que
debamos ser tolerantes , lamentablemente he desarrollado la
frialdad de observarlos como cientifico más que como ser humano.
Con ese mismo detenimiento comencé a estudiar los conjuros con
más tranquilidad. Durante los dias siguientes me vi absorto en
estos estudios , visitando lugares apartados despreocupado de mi
familia, conductas que originaron varias discuciones con mi
esposa que atormentaron a mis hijos, especialmente a mis dos
hijas más pequeñas.
Una mañana, Felicia, la sirvienta de la casa , que es más bien
un miembro de la familia , por los años que lleva con nosotros,
me informa de la desaparición de mi adolescente hijo, él suele
perderse todo el dia pero era muy temprano para sus atrevidas
escapadas, debo mencionar que mi relación con él se ha visto
bastante deteriorada .Pero esta última desaparición la acompañó
un escalofrio que mordió mi espalda y que llevó con renuente
sigilo tembloroso hacia mi despacho, ¡donde el escondite del
manuscrito habia sido usurpado! Las notas con los conjuros y los
signos para la destrucción del endemoniado libro tambien habian
desaparecido. Mi esposa e hijas, ajenas aún de la existencia del
texto infernal,ya llevaban tres dias de angustia y desesperación
por la desaparición de mi hijo Zagiel ,mas su preocupación y
angustia no se comparaban al tormento que mi alma llevaba por mi
cobardia. Mi hijo, mi dicha, mi desgracia, Zagiel era un joven
con inquietudes sarcásticas y sádicas, su perfil, de oscuro
bufón al borde entre la excentricidad y la locura demostraban
los signos de un sardónico adolescente dispuesto a dar cualquier
cosa para cruzar los principios más puros de lo humano y
llevarlos a los más intrincados pasajes del submundo tetrico y
pagano.
Llamé a sus amigos una veintena de veces, nadie lo habia visto,
ni sabido de él desde hacia tiempo , me enteré de que muchos de
los amigos que yo conocía ya no lo eran. Angustiado recorrí mil
lugares que él frecuentaba, aquella semana, extenuado dormia un
par de horas para luego con mi agobiante busqueda continuar sin
ningun resultado. Mi esposa Ana María me exigia pedir ayuda a
mis amigos en la policia de investigaciones , pero el hecho de
que carabineros esten buscando al muchacho, el hecho de que lo
encuentren primero que yo, que lo atrapen cometiendo algun acto
horrible... no, no debia involucrar a nadie más en esto.
Ignorante a mis motivos no pudo soportar mi evidente negativa a
usar todo lo que estuviera a mi alcance para encontrarlo. Cuando
volví de mi ultima búsqueda, mi esposa habia dejado una nota con
Felicia en la que me comunicaba su decisión de llevarse a las
niñas con ella a casa de su madre , que luego regresaría por el
resto de sus cosas, pero dejé de preocuparme por mi esposa, es
cierto, dejó de tener ese tipo de importancia, y con respecto a
mis hijas, lo más sano para ellas es que permanezcan alejadas de
mí , para su mayor seguridad.
El siguiente dia fué la conclusión de mi busqueda, tras anuncios
en los diarios recibí la llamada de un desconocido que me guió
hasta su paradero. Una vieja y mal cuidada hosteria hubicada en
los suburbios de Recoleta ,dirección que no mencionaré para
alejara los curiosos.Nos dirigimos al tercer piso del antiguo
edificio. En un departamento oculto de la luz , de la que habían
informado los vecinos que oían extraños ruidos que no les
dejaban dormir. Cuando el dueño de la hosteria intentó abrir la
puerta, esta estaba trabada, asi que miró por la pequeña
puertecilla por la que se recibía la correspondencia, desde el
momento en que observó el interior que no se ha atrevido a
acercarse.
Subimos las escaleras hasta el tercer piso , el dueño se quedó
en la escalera yo continué por el pasillo hasta llegar a la
puerta del departamento que según él, arrendó mi hijo , junto
con unos amigos. Me señaló con el dedo la pequeña puertecilla
por la que él observó y llamó al interior. Mientras asomé un ojo
para ver en la negritud del interior, con el rabillo del otro
pude ver que el hombre de camisa roñosa y sucia, empalidecía por
el horror de recordar lo que en el interior vió. Nerviosamente
se persignó cuando le solicité una linterna , su negativa me
enfureció y me abalancé sobre él, exigiendo que parara con toda
esta escena, en ese momento un ruido escalofriante, el chirrido
de lo que los vecinos se quejaban. Nos espantó de sobremanera,
el sordo tumbar de pesados cuerpos azotó la madera del suelo, el
arrastre de imbálidos cuerpos con un nuevo tumbo de algo pesado
sobre el suelo, me hizo deducir en algo que emplea esta forma
para dar pasos por la habitación. Me abalancé hacia la estrecha
abertura de esa mortecina habitación y gracias a escasos rayos
de luz que se deslizaban a través de las deterioradas persianas,
vi una figura que... se deslizaba por las paredes y el suelo
gritando obscenidades arcanas. Supe que se trataba de una
miserable criatura que una vez fue humana y que el manuscrito
reconvirtió.
El horror que mi hijo habia provocado en mí y en aquella
desdichada alma que abandonó aquel cuerpo otrora sano y vital no
tenia palabras.
Habria continuado mi busqueda sino fuera por que el dueño me
informó que conocia perfectamente a mi hijo y a sus amigos, por
que tras sus borracheras frecuentaban este lugar como escondite
para sus resacas. La noche anterior a todo estos insidentes, sus
amigos tuvieron una bulliciosa pelea que terminó dejando a solas
a mi hijo, mientras que sus amigos se marcharon y desde entonces
que no han vuelto. Lo cual dejaba una sola conclusión, la
horrenda criatura en el interior... fue mi hijo alguna vez.
Le pagué al dueño de aquel departamento por las molestias y
mandé a a cubrir la puerta con un muro muy sólido de ladrillos y
cemento. Los trabajadores preguntaban mis razones, mi silencio
les hacia desistir de averiguarlo, incluso de dirigirme la
palabra. Cada ladrillo pesaba en mí como martillazos que
clavaban mis manos y pies, si, me sentí crucificado, tan
sentenciado como mi hijo allá adentro .
No podía hacer otra cosa , el manuscrito estaba en aquella
mazmorra, probablemente si entraba a recuperarlo moriría en mi
vano intento y ese monstruo quedaria libre; y por otra parte, la
nota con las plegarias que harían posible la destrucción del
libro estaban perdidos en las cenizas de la chimenea de mi
hogar, acción tal vez dada por la irresponsable mentalidad de mi
hijo.Nada podia hacer más que sepultar aquel espantosa amenaza en esa
mazmorra.
2 comentarios:
Ya cabro, estás Linkeado por ENTINTA COMIC!
Saludos amigo, debo reconocer que me gustan tus escritos!!!...dan susto..... Bueno ta de más decir que espero nos juntemos pronto pa ver alguna pelicula de culto o simplemente para charlar un rato que con gente como usted es siempre un agrado.
Diego Espinoza.
Gracias a ti por tus comentarios, tu apoyo y tus letras. Eres de verdad un gran amigo. Gracias por estar siempre con nosotros
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